Granit Xhaka y Xherdan Shaqiri, los “niños de la guerra”: la dura historia detrás de sus festejos en el triunfo de Suiza

Ambos jugadores hicieron el mismo gesto con las manos para reivindicar el sufrimiento de sus padres en el momento más importante de sus carreras

Dos goles, un mismo festejo. Suiza derrotó a Serbia ‘in extremis’ en su partido del Grupo E del Mundial de Rusia 2018 con anotaciones de Granit Xhaka y Xherdan Shaqiri, jugadores que esconden una dura historia familiar y han elegido celebrar de la misma forma para reivindicar sus orígenes en medio de un momento tan importante para sus carreras como es gritar un gol en una Copa del Mundo.

Haber gesticulado así justo frente a Serbia no es casualidad y le puso condimentos políticos a un partido que ya era muy atractivo desde lo deportivo, porque ambos querían sumar puntos en su afán por clasificar a la siguiente fase. Xhaka y Shaquiri enardecieron las tensiones entre los nacionalistas serbios y los albanos sólo utilizando sus manos.

Primero fue Xhaka quien supuso el empate con espectacular gol desde casi 30 metros. Su remate se estampó en la red y el mediocampista no pudo ocultar sus motivos personales. Salió corriendo con mucha euforia y junto los pulgares, cruzando sus manos, para forma un pájaro. No cualquier ave. Hizo el gesto del águila albanesa.

Para comprender su ademán es necesario saber que el padre de este futbolista del Arsenal FC fue arrestado en 1986 en la entonces Yugoslavia después de manifestarse contra el gobierno comunista. Era la época del gobierno de Slobodan Milosevic y el clima social era álgido, ya que la etnia serbia era la privilegiada y las reivindicaciones de kosovares, croatas o bosnios eran sofocadas con dureza.

 

Ragip, papá del jugador, pasó tres años encerrado y cuando quedó nuevamente en libertad escapó de la Guerra de los Balcanes y se exilió en Suiza, donde en 1992 nació Granit. Un año antes había llegado al mundo su hermano Taulant, quien también es futbolista y él sí representa a la selección de Albania.

Cuando el italiano Gianni de Biasi llegó a revolucionar el fútbol de Albania y comenzó a buscar hijo de emigrantes, Granit ya había debutado con Suiza. Pero el siempre se estuvo comprometido con sus raíces y ha quedado de manifiesto con su gol.

El segundo gol de Suiza, anotado en el minuto 90, fue obra de Xherdan Shaqiri, quien vivió el horror cuando era pequeño. Nació hace 26 años en Kosovo, mientras que sus padres lo hicieron en Albania. Cuando él tenía apenas dos años, su familia huyó de las bombas y se trasladó a Augst, donde pudo obtener la nacionalidad helvética. Es el tercer Mundial que juega con Suiza pero nunca se olvida de su infancia. Sus botas tienen bordada la bandera de Kosovo, además de la de su país de adopción.

Shaquiri y Xhaka no están solos. Valon Behrami y Blerim Dzemaili son los otros futbolistas de origen albano-kosovar que actualmente representan a Suiza en el Mundial de Rusia 2018. Aleksandar Mitrovic, el jugador serbio que hizo el primer gol del partido, había hecho unas declaraciones picantes en la previa. “Si aman tanto a Kosovo, ¿por qué se negaron a jugar su selección nacional?”, disparó. Ninguno contesto con palabras, la respuesta la dieron con sus festejos.

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