Productores de Caaguazú piden parar contrabando de tomate
Los productores de tomate del departamento de Caaguazu están en pie de guerra reclamando al gobierno su inacción ante la crisis del principal rubro frutihortícola de la zona: el tomate. Las fincas están abarrotadas con 50 mil kilos del producto sin mercado para su comercialización.
Hace aproximadamente dos meses los productores asociados del departamento de Caaguazu vienen golpeando puertas pidiendo que el gobierno ofrezca una solución. Hasta ahora la única respuesta de este gobierno fue la represión y el garrote.
El drama de estos productores sigue siendo el mismo, el infame contrabando y la incapacidad del gobierno para ofrecer soluciones. Unos 4 mil labriegos dependen directamente del rubro y multiplicando por cadena de valor los afectados, solo en ese departamento, llegaría a unas 25 mil personas.
En condiciones normales, las cajas del fruto se venden por G. 110.000 pero el ingreso masivo del producto desde Argentina y Brasil, perjudica y hacen que la misma cantidad quede en G. 40 mil o incluso menos.
Para que un productor pueda darle un mínimo margen de ganancia a su producto, la caja debe costar G. 70.000. Estas cifras revelan que el contrabando no solo hace que se reduzca el beneficio sino que, al contrario, directamente arroja números en rojo a los productores.
Durante la administración del ministro Denis Lichi el gobierno ofreció a los productores comprarles todo el producto a Gs 2.500 el kilo en finca, sin embargo la propuesta no fue aceptada debido a que solo para cubrir los costos los tomateros necesitan vender a Gs 3.500 kilo.
El acuerdo incluía además trabajar con la Subsecretaría de Estado de Tributación y la Seprelad para seguir la ruta del negocio hasta llegar al intermediario que compra de contrabando y vende a los comercios. Con la salida del ministro Lichi y la llegada de Rodolfo Friedmann a esa institución, la iniciativa se truncó.
La realidad que hoy golpea al sector no encuentra soluciones desde el gobierno. Los productores se vieron obligados, como último recurso, a cerrar la ruta. La respuesta del gobierno fue inmediata: garrote y balines de goma.
Como saldo quedaron unos 25 labriegos imputados por coacción grave y perturbación de la paz pública. De esta manera hizo su debut en el cargo el nuevo ministro del Interior, Euclides Acevedo.
Los tomateros exigen que rueden las cabezas de Rodrigo González, presidente del Senave; y el ministro de Agricultura, Rodolfo Friedmann.
¿Apelar al “garrote” es la única estrategia del gobierno?
Comentarios